Hoy, 23 de marzo, hace un año que nos dejaste, Liz. Que dejaste huerfano al cine, a los grandes admiradores del buen cine. Contigo se fue la época dorada de Hollywood, de cuando el cine era cine.
Recuerdo que fue a media mañana, cuando consultaba la prensa digital y me encontré con la triste noticia. Las últimas noticias fueron que ibas progresando en el Cedars Sinai, pero de repente, te fuiste.
Durante este año muchos de tus admiradores hemos visto mchas de tus películas, y hemos podido comprobar que tú no has muerto. No, sigues viva en cada película, en cada personaje... No, las estrellas no mueren nunca.
Tu eras una leyenda viva, una actriz de gran talento desde tu mas tierna infancia. A todos diste una lección. Una mujer segura de ti misma, valiente, decidida... Nunca te intimidó nada. Una mujer pasional, enamoradiza, que perseguías día a día la felicidad.
Muy amiga de todos tus amigos. A muchos de ellos te toco asistir a sus funerales, y a otros tantos son los que hoy te siguen recordando como ayer. Aún resuenan las palabras de tu hijo cuando leyó aquél hermoso comunicado; "Se que el mundo es un lugar mejor porque mi madre vivió en el". Si, es cierto.
Nos queda tu ejemplo, el ejemplo de una mujer que amó y sufrió como ninguna. Una mujer que supo abrirse paso demostrando que cada vez que se encendían las cámaras y el director gritaba: Acción! dabas todo lo mejor de ti. Te transformabas.
Contigo se fue la actriz más hermosa que jamás he visto. Qué facil habría sido enamorarse de ti. No ha habido ninguna mas guapa que tu. Ninguna.
En tus círculos se te hecha de menos, tu presencia en los actos benéficos que tu fundación sigue celebrando, porque la lucha sigue en tu memoria. Fuiste pionera en abrir el camino.
Hoy, despues de un año de tu ausencia, tengo que decir que sigues viva. Es la magia del cine. En estos días que he vuelto a ver tus películas, te veía luchar junto a Ivanhoe, o discutir violentament con George, o ser la madre de una generación en Texas, o cautivar a Julio Cesar y Marco Antonio, o cuando estabas atemorizada por vivir en una casa construida en la senda de unos elefantes, o verte bajo la lluvia la última vez que viste París, o escribir en el espejo con pintalabios aquello de "no sale"; no estoy en venta, o sentirte como una gata sobre un tejado de zinc caliente en tu relación con Brick, o cuidar a Lasie como si del mejor amigo se tratase, o verte narrar con angustio el último verano con tu primo Sebastian, o verte bailar con George en un lugar que brillaba tanto como el sol ...
No Elizabeth, hoy, 23 de marzo y después de un año de... me doy cuenta que no has muerto. Sigues viva, porque las estrellas como tu nunca se apagan...
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