¿Sabes lo que es un flashback?

¿Sabes lo que es un flashback?

miércoles, 5 de agosto de 2020

EL IRLANDÉS

   Estamos ante una gran epopeya sobre la mafia italoamericana, pero abrigada de cierto intimismo. Una de las películas más esperadas de la temporada de 2019.

   Doce años llevaba Martin Scorsese dándole vueltas a la idea de hacer esta película, animado por su amigo Robert De Niro para adaptar el libro “Jimmy Hoffa, caso cerrado” de Charles Brandt. Y por fin se hizo realidad la que parece la última ocasión de reunir a un gran reparto espectacular y tan significativo para el género mafioso germinado en los 70.



  Una película en la que nada sobra y en la que está todo cuidado al mínimo detalle y que en absoluto tiene que ver con el concepto de miniserie de verla troceada, como largan por ahí los que al parecer nunca han visto obras maestras de larga duración como “Lo que el viento se llevó”  o “Doctor Zivago”. Síntomas de la mediocre época del fragmento y el microrelato.

   Para Scorsese “El irlandés” es un sueño hecho realidad en el que recupera un mundo que conoce muy bien y que ya ha sabido retratar perfectamente en varios de sus films. Es un gran sueño porque logró por fin reunir a sus actores fetiches.


 

   El personaje de Robert De Niro aparece representado entre los 24 y los 82 años de edad utilizando una nueva y minuciosa técnica de CGI para rejuvenecer los rostros, que ciertamente no es perfecta y tiene sus limitaciones a la hora de lograr en los ojos y la boca una verdadera naturalidad, pero cuando te metes de lleno en la gran interpretación del actor te olvidas del efecto y te dejas atrapar por la humanidad casi intacta de las interpretaciones.

 

Una brillante descripción de relaciones, sublime presentación de un gran entramado de personajes y la ambigüedad con la que el personaje de Frank se mueve entre ellos. Todo esto es construido portentosamente por Scorsese con su experimentada maquinaria narrativa en pleno funcionamiento. Aunque a diferencia de “Uno de los nuestros” o de “Casino”, es un estilo menos nervioso, menos grandilocuente, operístico o coreográfico. Aquí Scorsese quiere establecer puentes más afectivos que estilísticos con sus compañeros de generación.

 

“He oído que pintas cass”, le dice Hoffa a Sheeran en esa primera conversación entre ambos personajes. Es la frase que dio título al libro de Charles Brandt y que se convierte en la clave eufemística perfecta para describir la actividad de Sheeran.

 

   Aquí la los crimines se retratan con cierta sequedad, huyen de la espectacularidad y casi siempre del regodeo en la violencia, pero por su puesto Scorsese en todo su esplendor, en inteligente madurez, y como novedad aquí se le nota impregnado en cierta melancolía. Es una película en la que la nostalgia esta presente.

 

La película se estructura en grandes flashback, así el relato se instala en esa juventud, con ocasionales regresos al momento del viaje, hasta que ya por fin ambos tiempos confluyen definitivamente. Toda una labor de montaje. Maravillosos juegos con el tiempo. Comienza con dos personas con sus respectivas señoras que tienen que ir a una boda, y eso es lo que pone todo en movimiento.

   También la política estaunidense de esos años, y sus conexiones con la mafia, emerge intermitentemente en segundo plano, en una cinta que mantiene su carácter intimista de personajes, pero que también tiene flashes de carácter documental, como cuando al presentar por primera vez a algunos de los personajes históricos de la mafia o relacionado con ella, aparecen sobreimpresas en la imagen las circunstancias y la fecha de su muerte o con la imágenes reales del funeral de Bobby Kennedy. No hay que olvidar que se trata de una película de época y es importante ser realista ante los hechos.


   Scorsese quería retratar como funciona el poder en la vida real, que es silencioso y oscuro. Así son las fuerzas oscuras de la historia. Nunca se sabe quien lo ha hecho realmente o quién estaba detrás de todo. Esta película quiere ir a la esencia de las cosas, y la esencia son dos o tres personas sentadas en un bar, en un restaurante o en un coche. Personas a las que no les hace falta que digan qué es lo que van a hacer, porque todo pasa por una mirada.

 

   La lealtad es también otro de los temas de la película, y ahí es donde se hace especialmente interesante el personaje de Sheeran, que puede ejecutar órdenes de forma implacable o mantenerse en perfecta ambigüedad  entre los diferentes agentes del poder mafioso.

 

   También es una película sobre el paso del tiempo. Para sus protagonistas el paso del tiempo se ha convertido en un acicate y punto de tensión. También sobre la religión, todos sabemos la sensibilidad de Scorsese ante este tema al haber sido en su juventud seminarista, como se ve en la escena final. La religión como herencia y como último recurso al que se agarra Frank, aunque en esta ocasión el silencio de Dios toma forma de indiferencia moral ante sus propios actos.

 

   Y mención aparte merece su excelente banda sonora, pujante de canciones. La canción de 1956 “In the still of the night” interpretada por The Five Satins se convierte en el leit-motiv musical desde el propio inicio del film y de forma circular.

   Sublime la escena de la esposa de Hoffa sentada al volante de su coche, con su mano en la llave de contacto, dudando si girarla y temiendo que el vehículo estalle al hacerlo, es otra muestra de muchos instantes poderosos y definitorios de El irlandés.

   La brillantez de la escena en la que de forma sencilla pero definitoria frase cuando a Frank le dicen que su abogado a muerto y el pregunta “¿Quién lo ha hecho?”, reflejando la cotidianidad criminal de su instinto, donde en su forma de concebir la vida las cusas naturales de muerte no se contemplan.

   Impresionante la escena final del personaje Frank Sheeran en su vejez, sentado en silla de ruedas, pensando en su pasado y finalmente verbalizándolo, para dar paso a la voz en off que estructura buena parte del relato. Un largo y emotivo epílogo centrado en la vejez de Frank y el regreso a la residencia de ancianos.