Fue una sorpresa redescubrir esta hermosa pelicula llamada Las ballenas de agosto, rodada en 1987, dirigida por Lindsay Anderson y protagonizada por dos estrellas en su etapa final; Bette Davis y Lillian Gish. Davis tenia 79 años y Lillian 93.
Ver esta pelicula, de dos ancianas que fueron grandes estrellas del cine, y ahora en esta su ultima pelicula es una experiencia grandiosa, porque muy poco estaban interpretando. Eran ellas mismas.
Aparecen tambien en el reparto el entrañable Vicent Price y Ann Sothern. Bette Davis realizo esta pelicula con mucha dificultad, ya que hab´´ia sufrido una mastectomia y apoplejias que le desfiguraban la cara y que le impedia hablar correctamente y su cuerpo parecia un esqueleto.
La pelicula es una adaptacion de la obra teatral de David Berry, quien tambien hizo el guion, y que plantea una reflexion existencial sobre la vejez, el paso del tiempo, la vida, la muerte y la desaparicion.
Las ballenas de agosto es toda una gran y sorprendente reflexion sobre la ultima parte de la vida que es la vejez, que ambas hermanas logran llegar lucidas a esta etapa y la afrontan de distinta manera. El personaje de Davis es la hermana antipatica, la vejez la ha dejado ciega y ya no espera nada, ya se ha abandonado a la muerte en vida. En cambio, su hermana, la que la cuida, es una mujer agradable, le gusta vivir, sigue entusiasmandose con lo cotidiano, haciendo cosas, e incluso celebrando el aniversario de boda recordando a su difundo marido. Las dos ancianas tratan de adaptarse la una a la otra, vivir lo mejor posible entre los recuerdos de una vida que les regalo, como cuando eran niñas y pasaban el verano en la isla, y cada mes de agosto se asomaban a ver las ballenas que se acercaban a la costa... pero ya no vienen las ballenas...
Las ballenas de agosto es una pelicula bella, con paisajes bucolitos, con personajes que viven aferrados a la vida como el del fontanero ruidoso que no quiere jubilarse, se resiste a la vida vacia. Son gente que saben apreciar la trascendencia de la vida y su sentido en una puesta de sol, en cenar balo la luz de la luna y en los modales corteses actualmente en desuso, como es el caso del personaje de Vicent Price. Es una reflexion sobre el crepusculo afrontado con dignidad, serenidad y valentia. Sobre un pasado irrecuprable que ya no va a volver y donde los recuerdos parecen desvanecerse.
Es alucinante ver con que eficacia interpretatica y credibilidad se retrata esos aromas de nostalgia y de muerte. La pelicula tiene un tono relajado, detenido en el tiempo. Tiene escenas de sublime belleza, como la hermana cepillandole el pelo a la otra en el porche, o las escenas del mar, del acantilado... Es toda una pieza de camara. Una obra intimista y de gran madurez.
Y sobre todo porque la pelicula fue la despedida de una epoca del cine, supuso todo un cantico a todo un pasado de diferentes periodos del cine. Las ballenas de agosto es todo un testamento interpretativo, dio la oportunidad de despedirse del cine y de la vida con total dignidad, y fue una brillante interpretacion, ver como dos ancianes actrices son capaces de transmitir una serena, realista y profunda reflexion sobre la vejez, la vida, y la muerte.
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