La película es un portento desde varios puntos de vista, el primero la calidad de la interpretación de la gran Meryl Streep y de Philip Seymour Hoffman. Estan realmente portentosos, dan una lección de lo que es ser un actor de verdad. Segundo, la ambientación de la película, la atmosfera. Tercero la banda sonora, compuesta por Howard Shore. Recuerdo otra de sus grandes partituras que compuso para "Ed Wood". Y quinto la temática; la duda.
La verdadera trama de esta película está en la imposibilidad de una monja en aceptar la duda como parte de la existencia humana. Duda de un sacerdote al que cree haber cometido abusos a un niño del colegio, pero no tiene pruebas, indicios... nada... Solo la duda. Pero ella no quiere vivir en la duda, no puede. Necesita seguridades, necesita una fe que le de seguridad psicólógica. Y esa duda la convierte en "certeza", y amparada en esa "certeza" no parara hasta hechar al cura de la parroquia.
La película es toda una invitación a pensar. A reflexionar sobre la duda, la fe, y el daño que podemos hacer. La seguridad absoluta de esta monja, su "certeza" sin pruebas la llevó al fanatismo. La fe, si no esta purificada por la duda es peligrosa, porque se puede transformar en fanatismo.
No existen certezas, ni siquiera la fe nos ofrece una certeza de nada, tan solo una posibilidad. Nada hay seguro en este mundo, salvo que morimos. Por lo tanto, no se puede atacar a alguien bajo una "certeza" que no es certeza ni es nada, sino solo una posibilidad.
La duda es necesaria. No hay nada más humano que la duda. Dudar de la fe, dudar de Dios, dudar de nuestras seguridades... Para alguien que busque en la fe y en Dios seguridad, calor, refugio... le será muy dificil dudar, le será dificil permitirle la entrada a la duda. Es lo que le pasaba a la monja en el sobrecogedor plano final... Tengo dudas.... dice llorando. Ahora se da cuenta de que actuó mal, de que la siemple fe a veces nos engaña, que ni si quiera podemos fiarnos de nuestra propia fe. La salvación final de la protagonista es que por fin aceptó la duda. Ya no está tan segura de sus certezas, ya no volvería a acusar al sacerdote como lo hizo al principo.
La fe nos puede instalar en una seguridad que no es real, en una falsa seguridad que nos puede hacer creer que estamos por encima del otro, que somos mejores. Pero nada de esa visión es real.
Dudo de todo...
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