Estamos ante la primera
colaboración de Rafael Gil con el exitoso, popular y prolífico Fernando
Vizcaino Casas. Un escritor de enorme éxito de ventas dotado de un contagioso
sentido del humor y de una facilidad pasmosa para captar tipos y ambientes. La novela
batió record de lectores, así como también lo consiguió esta película siendo un
gran éxito de taquilla.
“La boda del señor cura”
es la historia de una época y un cura. Un sacerdote joven, inquieto,
inteligente y bueno. Primero comienza con una sana rebeldía contra normas
anticuadas, pero poco a poco llegará al apartamiento de la disciplina, a la
colaboración acrítica con las células comunistas, a la mentira, la doble vida…
para terminar en el sexo y en un esperpéntico matrimonio con una bailarina de
strip-tease, que en el colmo de la degradación, llega a desnudarse para todos
los invitados en el banquete de su propia boda.
Aunque realmente el
protagonismo lo comparte con los que fueron sus alumnos en el colegio jesuita
en sus buenos años como profesor antes de que comenzara su degradación. La descripción que la película hace de la
vida en el colegio de Jesuitas tiene un sabor de autenticidad, incluso en algún
que otro episodio escabroso. Esos mismos
jóvenes se reunirán veinticinco años después en una celebración y verán lo que cada uno ha
hecho con su vida. Todos han salido más
o menos adelante, pero hasta el más complicado y rebelde, mantiene un recuerdo
vivo de aquellos inolvidables años de adolescencia.
El reparto es esplendido:
una combinación de jóvenes como José Sancho en el desventurado padre Camí, Juan
Luis Galiardo, Manuel Tejada, Blanca Estrada…y veteranos como el gran José Bodalo
en el papel del viejo y entrañable sacerdote padre Visus que ha mantenido
intacta su fe. Todos ellos aportan credibilidad y frescura a una historia de
ritmo ágil y llena de apuntes interesantes y exactos.
Y a pesar del dramatismo
de la trama, la característica principal es la ´sátira, que en ocasiones bordea
el esperpento, porque el humor de Vizcaino Casas no esta extento de una cierta
amargura, y desde luego, de un gran cariño a sus personajes. En este aspecto
hay que destacar la capacidad de Rafael Gil para adaptar con fidelidad el texto y captar todos
sus acordes.
La película vista hoy es
una excelente documento histórico de una época, de una generación puesta en
solfa en aquellos años que presenta defectos y virtudes. Es una reflexión sobre
ciertos aspectos de la transición española y de sus aspectos mal entendidos y de confusión que llegaron a afectar a cierto
clero, en el que parece que para algunos la transición se había convertido en
una ocasión de revancha, olvido de la historia o falsificación de la misma, de
odio sin límites a la situación política
anterior de la que muchos en mayor o menor medida procedían, y sobre la pérdida
de valores positivos.
Es una reflexión citica y
satírica sobre la decadencia y cierta de gradación que comenzaron con una
libertad mal entendida que afectó a la fe, a la educación, a la moral… Muy
reveladora la escena de esos ex alumnos reencontrados vecinito años después,
viendo la degradación en la que había quedado su admirando y referente
profesor, el padre Camí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario