Hay una novela extraña, curiosa y muy original, se trata de “El juego de los
niños” escrita por Juan José Plans en 1976, descatalogada por desgracia hoy en día.
Aunque quien realmente nos dio a conocer esta novela fue Chicho Ibáñez Serrador
cuando la llevó al cine bajo el nombre; ¿Quién puede matar a un niño?
Se trata de una novela de ficción pero con un mensaje moral en su
segunda lectura. La historia de unos turistas que van a una isla de la Costa
Brava a descansar, y se dan cuenta de que en esa isla no hay adultos, solo
niños. Poco a poco se irán dando cuenta de que esos niños han acabado con la
vida de todos los adultos, matándolos como si de un juego se tratara. Ahora
tiene que escapar de esa isla como sea.
La adaptación de esta novela al cine fue todo un éxito. Chicho Ibáñez
volvió a demostrar su dote a la hora de tratar historia de terror, ya lo había
demostrado con su inmortal serie Historias para no dormir, y aquí lo volvió a
demostrar en un largometraje basado en una interesante novela.
El suspense de libro e
historia es el por qué los niños actúan así. Mientras la novela lo
explicaba mediante una explicación de ciencia
ficción, debido a una intoxicación de los niños. Chicho le dio un aire mas metafísico
a la historia. Y nos explico el por qué del comportamiento criminal en los
niños en los títulos de crédito de la película, donde mostraba imágenes reales
de noticiarios, No-do y telediarios sobre niños que han sido víctimas de la
guerra, de las incompetencias de los mayores… Los inocentes son siempre lo que
pagan los errores de los culpables. Los niños, nos dice Chicho con esta
película, no hacen otra cosa sino lo que han visto de los adultos. Por ello, cuando
matan y asesinan a los adultos, lo hacen riéndose y jugando. Es lo que han
visto. Todos los adultos han muerto en esa isla porque nadie es capaz de matar
un a un niño.
A la pregunta del título sobre quien puede matar a un niño, la película
nos dice que si, que la incompetencia de la guerra y las injusticias de los
adultos matan, han matado y seguirán matando a niños. Por lo que, no nos
extrañemos de que ellos pongan en práctica esa enseñanza.
Es
una película que deja muy mal cuerpo. Su metáfora es sincera, dura y tajante.
Chicho consigue situar su película por encima de la novela de la que se basa.
Una historia de terror con mensaje, una curiosa mezcla que muy pocos consiguen
o saben hacer.
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